viernes, 24 de agosto de 2007

Un ángel en la Tierra




Un niño que estaba por nacer, le dijo a Dios.
Me vas a enviar mañana a la tierra; pero ¿Cómo viviré tan pequeño e indefenso como soy?
Entre muchos Angeles escogí uno para ti, que te esta esperando:
El te cuidará.
Pero dime: aquí en el cielo, no hago más que cantar y sonreír, eso basta para ser feliz.
Tu Angel te cantará, te sonreirá todos los días y tu sentirás su amor y serás feliz.
Y ¿Cómo entender cuando la gente me hable? si no conozco el extraño idioma que hablan los hombres?
Tu Angel te dirá las palabras mas dulces y mas tiernas que puedas escuchar, y con mucha paciencia y cariño te enseñará a hablar.
Y, ¿Qué hará cuando quiera hablar contigo?
Tu Angel te juntará las manitas y te enseñará a orar.
He oído que la tierra hay hombres malos ¿Quien me defenderá?
Tu Angel te defenderá aun a costa de su vida.
Pero estaré siempre triste porque no te veré más señor.
Tu Angel te hablará de Mi y te enseñará el camino para que regreses a mi presencia, aunque; Yo siempre estaré a tu lado.
En ese instante, una gran paz reinaba en el cielo pero ya se oían voces terrestre, y el niño presuroso, repetía suavemente:
Dios mío, si ya me voy, dime su nombre, ¿Cómo se llama mi Angel?
Su nombre no importa, tu le llamarás "Mamá".

viernes, 3 de agosto de 2007

>> El árbol de los amigos <<


Existen personas en nuestras vidas que nos hacen felices por la simple casualidad de haberse cruzado en nuestros caminos. Algunos recorren el camino a nuestro lado, viendo muchas lunas pasar, mas otras apenas vemos entre un paso y otro. A todas las llamamos amigos y hay muchas clases de ellas.
Tal vez cada hoja de un árbol caracteriza uno de nuestros amigos. El primer que nace del brote es nuestro amigo papá y nuestra amiga mamá, que nos muestran lo que es la vida. Después vienen los amigos hermanos con quienes dividimos nuestros espacios para que puedan florecer como nosotros. Pasamos a conocer a toda la familia de hojas a quienes respetamos y deseamos el bien.
Mas el destino nos presenta a otros amigos, los cuales no sabíamos que irían a cruzarse en nuestro caminos. A muchos de ellos los denominamos amigos del alma o del corazón. Son sinceros, son verdaderos. Saben cuando no estamos bien, saben lo que nos hace feliz.
Y a veces uno de esos amigos del alma estalla en nuestro corazón y entonces es llamado un amigo enamorado. Ese da brillo a nuestros ojos, música a nuestros labios, saltos a nuestros pies.
Más también hay aquellos amigos por un tiempo tal vez unas vacaciones o unos días o unas horas. Ellos acostumbran a colocar muchas sonrisas en nuestro rostro, durante el tiempo que estamos cerca.
Hablando de cerca, no podemos olvidar a nuestros amigos distantes, aquellos que están en la punta de las ramas y que cuando el viento sopla siempre aparecen entre hojas y otra. El tiempo pasa, el verano se va, el otoño se aproxima y perdemos algunas de nuestras hojas, algunas nacen en otro verano y otras permanecen por muchas estaciones. Pero lo que nos deja más felices es que las que cayeron continúan cerca, alimentando nuestra raíz con alegría. Son recuerdos de momentos maravillosos de cuando se cruzaron en nuestro camino.
Te deseo, hoja de mi árbol, paz, amor, salud, suerte y prosperidad.
Simplemente porque cada persona que pasa en nuestra vida es única. Siempre deja un poco de si y se lleva un poco de nosotros.
Habrá los que se llevaran mucho, pero no habrán de los que no nos dejaran nada. Esta es la mayor responsabilidad de nuestra vida y la prueba evidente de que dos almas no se encuentran por casualidad.